El ferrocarril en Middlemarch, de George Eliot

Volvemos a hablar del tren en la literatura… Y lo hacemos con mayúsculas porque traemos un libro considerado como uno de los grandes clásicos ingleses: Middlemarch, la novela realista de George Eliot.

 La historia de Middlemarch

Una de las portadas de Middlemarch, de George Eliot. Foto: Institute of English Studies.
Una de las portadas de Middlemarch, de George Eliot. Foto: Institute of English Studies.

Middlemarch es una novela realista que, a través de varias líneas argumentales y muchos personajes cuyas historias se van entrelazando, nos permite conocer el tipo de vida en los Midlands de 1830. A través de esas historias personales, la autora (que usaba el pseudónimo George Eliot) nos permite conocer tanto los grandes acontecimientos de la época como la mentalidad y opiniones de la población de esos días.

Como no podía ser de otra forma, el ferrocarril se convierte en un personaje más, ya que en la época se encontraba en pleno desarrollo y en Middlemarch puede apreciarse tanto esa expansión como las opiniones de los ingleses al respecto, muchos de ellos con temor a los cambios:

«En la circunscripción del condado a la que pertenecía Middlemarch el ferrocarril era un tema tan apasionante como la ley de reforma o los inminentes horrores del cólera y eran las mujeres y los terratenientes quienes mantenían las opiniones más firmes. Las mujeres, tanto mayores como jóvenes, consideraban peligroso y presuntuoso viajar en máquinas de vapor y se oponían a ello diciendo que nada las induciría a subirse a un vagón».

El ferrocarril en la novela realista

Es verdad que la novela realista generalmente no es la más popular, porque es muy descriptiva y al lector normalmente le gustan historias con más ritmo (un ejemplo de ello son los Episodios Nacionales de Galdós, grandes obras que actualmente no tienen el éxito que deberían). Sin embargo, a la gente interesada en saber cómo era aquella época, Middlemarch y las demás obras realistas les da una oportunidad de oro no sólo para conocer los grandes momentos históricos sino más bien para saber cómo eran aceptados por la sociedad de entonces.

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